En el año 1993, con el dinamismo de la hermana Carlota Correa, la comunidad educativa se lanza a una campaña de proyección social desplazándose la tarde del último sábado de cada mes a un barrio donde se congregan niños y adultos para la recreación, la catequesis y un mercadito que se consigue con el aporte de las estudiantes y algunos bienhechores; igualmente se da impulso al fortalecimiento del arte en las estudiantes, especialmente con la tuna y las danzas.
6
noviembre